Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
El pasado 8 de julio el presidente de los Consejos de Estado y Ministros de la república de Cuba, quien además es el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, se dirigió a la Octava Legislatura de la Asamblea Nacional de Poder Popular.
Previo a ello, diez comisiones permanentes de la Asamblea dedicaron su tiempo al análisis de la situación del país. Igualmente, el Consejo de Ministros de Cuba realizó una reunión el día 25 de junio y más adelante el pleno del Comité Central del PCC, donde el tema central de discusión fue la situación económica por la que atraviesa esta nación antillana.
La descripción que formula el presidente cubano en su intervención da como datos relevantes un crecimiento en el PIB durante el primer semestre de 1%, lo cual es la mitad de lo que se había estimado; limitaciones financieras como resultado de una disminución en los ingresos por concepto de exportaciones dada la caída de precios en las mismas, particularmente valga mencionar el precio del níquel; y las limitaciones surgidas como resultado de la situación económica en la República Bolivariana de Venezuela, lo cual incide en las exportaciones, sumado ello a la caída de los precios del petróleo. Como resultado de la contracción en los suministros de combustible, indica el presidente cubano en referencia a Venezuela, ello ha tenido una consecuencia que se refleja en el comportamiento de la economía cubana, incluyendo mora en el cumplimiento de algunas obligaciones monetarias de Cuba con sus acreedores.
Indica el presidente cubano, además, el daño que continúa representando para Cuba el Bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. De hecho, señala que a más de tres meses de que el presidente estadounidense hiciera público el anuncio de que se eliminaría la prohibición a Cuba de utilizar el dólar en sus transacciones internacionales, la realidad es que el país no ha logrado hacer sus pagos ni sus depósitos en dicha moneda.
Como resultado de tales limitaciones, Raúl Castro llamó la atención a la campaña de descrédito ya iniciada contra la Revolución, como ocurrió durante los años noventa por los voceros de la catástrofe, en torno al inminente colapso de la economía cubana, ello en referencia al llamado ¨período especial¨. Si bien indicó que se estaba en una etapa con algunas características similares o peores a ese período, la Revolución se encuentra preparada ¨y en mejores condiciones para revertirlas.¨ Como dice nuestro refrán, la experiencia no se improvisa, y ya el pueblo cubano, su gobierno y su dirección política cuentan con la experiencia necesaria para afrontar esta situación; es decir, ¨no hay espacio para improvisaciones y mucho menos para el derrotismo.¨
De hecho, la situación que afronta Cuba en estos momentos, independientemente de la cautela con la cual el presidente cubano identifica su impacto futuro, ciertamente no es comparable con lo acontecido durante la década de 1990 cuando fue necesario el establecimiento del Período Especial. En estos momentos Cuba ha diversificado su economía dentro del mercado global; cuenta con importantes patentes resultado de sus investigaciones en el campo de la biotecnología; es exportadora de medicamentos; mantiene una importante fuente de divisas provenientes del turismo que supera por mucho lo que era el turismo durante la década 1990, alcanzando hoy mucho más de 3.5 millones de visitantes por año; ocupa un importante papel dentro del Hemisferio en sus relaciones comerciales con el resto de América Latina y el Caribe; ha adelantado mucho en los planes de desarrollo en progreso de la Zona de Mariel; produce hoy la mitad del petróleo necesario para atender sus necesidades; ha logrado ampliar la diversificación de la inversión extranjera en importantes renglones productivos; pero sobre todo, cuenta con las experiencias positivas y negativas que dicho Período Especial dejó en el manejo de la economía cubana y que ciertamente contribuirán a reducir el impacto de las dificultades que pudieran surgir de cara al futuro.
La hoja de ruta a la cual convoca Raúl Castro ya es conocida por el pueblo cubano: la reducción de gastos innecesarios en todos los niveles, el fomento de la cultura del ahorro, el aprovechamiento de los recursos disponibles, concentrar las inversiones que haga el país en actividades que lleven a generar ingresos en el área de las exportaciones, la sustitución de las importaciones, el fortalecimiento de la infraestructura del país, particularmente en el área energética; todo ello a la par con la preservación de las conquistas de la Revolución, el aumento en el valor adquisitivo del peso cubano, un mejor acopio de los productos agrícolas, la reducción del precio de venta de los mismos y la búsqueda de un ¨equilibrio financiero interno mediante niveles apropiados de oferta en el mercado minorista¨ con los correspondiente ajustes de la estructura salarial vinculados a la productividad del trabajo.
Como parte de las deliberaciones de la Asamblea Nacional de Poder Popular, se ratificaron los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el quinquenio de 2016-2021, aprobados durante el Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba. Se debe destacar que en su discurso, Raúl Castro prestó importancia a lo que llamó ¨el proceso de debate democrático por la militancia del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, representantes de las organizaciones de masas y amplios sectores de la sociedad, de los documentos ¨Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista¨ y ¨El plan nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030: Propuesta de nación. Ejes estratégicos¨.
Apostando al factor ¨cambio¨, enmarcó los mismos a que las cosas fueran ¨bien hechas¨ reconociendo que no siempre ha sido así.
En su discurso el presidente cubano pasó revista de la participación de Cuba en diversos escenarios internacionales, reafirmando su solidaridad y compromiso con la Revolución Bolivariana en Venezuela. A tales efectos recordó que ¨los verdaderos amigos se conocen en momentos difíciles y los cubanos jamás olvidaremos el apoyo de los venezolanos cuando hemos enfrentado graves dificultades.¨ Lo mismo podemos decir los puertorriqueños sobre los históricos lazos de solidaridad entre los pueblos de Cuba y Puerto Rico, que en su trazado histórico, se remontan en nuestros respectivos proyectos emancipadores, al comienzo de la segunda mitad del siglo XIX.
Con posterioridad a la intervención del presidente cubano ante la Asamblea Nacional de Poder Popular, el pasado 12 de julio, la Cámara de Representante de Estados Unidos, lejos de promover una medida que contribuyera al mejoramiento y normalización de las relaciones de Estados Unidos con Cuba, aprobó una medida como parte de la ley del presupuesto federal que incrementa las prohibiciones de viajes, la importación de bienes confiscados por el gobierno cubano, impedir transacciones financieras que involucren a militares cubanos; y prohibiciones sobre la aprobación de fondos para la concesión de licencias de marca, nombre o denominación comercial que haya sido confiscada por el gobierno cubano sin el expreso consentimiento de Estados Unidos. Se trata de un nuevo intento dirigido por sectores del Congreso de Estados Unidos opuestos a una política de acercamiento y normalización de relaciones entre ambos países, sus gobiernos y sus pueblos.
El Bloqueo impuesto al pueblo cubano, que ya trasciende 54 años y ha conllevado daños ascendentes a $121,000 millones, no podrá ahogar a una Revolución que hoy como ayer sigue profundamente afianzada en la voluntad de un pueblo que se resiste a la derrota y que definitivamente contará siempre con la solidaridad de todos los pueblos del mundo.
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