Escrito por Alejandro Torres Rivera | MINH
El pasado domingo 11 de agosto se efectuaron elecciones primarias en Argentina, denominadas “Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias” (PASO). En estas, los candidatos a todos los puestos electivos en las elecciones a llevarse a cabo el domingo 27 de octubre de 2019, compitieron para impulsar sus candidaturas en esa primera vuelta electoral. En estas elecciones los electores argentinos, estimados en aproximadamente 33,841,837 ciudadanos de una población de 44,938,712, podrán elegir su presidente, vicepresidente, 130 diputados nacionales, 24 senadores nacionales, así como las correspondientes autoridades ejecutivas y legislativas de 23 provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Desde el año 1994, Argentina es un estado nacional donde, con la división política antes mencionada, a la cual se suman los municipios, configura un estado federal, que ciertamente se asemeja más a un estado confederal, donde a nivel de las provincias, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, éstas gozan de un grado de autonomía política tal, que retienen plenos poderes sobre aquellos asuntos no delegados específicamente por cada una al gobierno central. Los municipios, en su respectiva escala con relación a las provincias, también retienen importantes ámbitos de autonomía frente a los correspondientes gobiernos provinciales donde ubican.
Para que una candidatura a la presidencia y vicepresidencia se declare victoriosa en unas elecciones generales, debe obtener a su favor el 45% de los votos emitidos; o el 40% de los votos estableciendo una diferencia con relación a la fórmula que le sigue de al menos el 10% de los votos. De no alcanzarse alguno de estos resultados, se impone una segunda vuelta donde compiten las dos fórmulas que mas votos obtuvieron en la primera vuelta. En el caso particular de Argentina, esta segunda vuelta, de ser necesaria, se llevaría cabo el domingo 24 de noviembre de 2019. Quien gane, pasaría a ocupar la presidencia y vicepresidencia del país por los siguientes cuatro años, a partir del 10 de diciembre de 2019 al 10 de diciembre de 2023.
Argentina es un país inmenso. Territorialmente, en el plano continental de América del Sur, abarca una superficie de 2,780,400 kilómetros cuadrados. Esto es equivalente a 305.40 veces el tamaño de Puerto Rico. No obstante, si se suma en ello la plataforma continental, incluyendo las Islas Malvinas, Georgia de Sur y Sándwich del Sur, ocupadas por el Reino Unido de la Gran Bretaña y la extensión marítima hacia el Sur en dirección a la Antártida, dicha extensión territorial se convierte en una de 8,581,000 kilómetros cuadrados, es decir, 942.55 veces el tamaño de Puerto Rico. Argentina es el octavo país del mundo en extensión geográfica y es el país de habla hispana de mayor extensión a escala global. Colinda en su porción norte con Bolivia, en el extremo noreste con Brasil, al este con la República Oriental de Uruguay y el Océano Atlántico y por el Oeste con Chile.
Frente a los pronósticos y encuestas, en las elecciones primarias recientes, la fórmula que resultó victoriosa fue la candidatura de los peronistas Alberto Fernández, ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner, quien concurrió junto a la anterior presidenta argentina Cristina Fernández por el “Frente de Todos” obteniendo el 47.65% de los votos, el primero para la presidencia de la república y la segunda para la vicepresidencia. Estos derrotaron la fórmula integrada por el actual presidente Mauricio Macri y Miguel Pichetto, de “Juntos por el Cambio”, quienes obtuvieron el 32.08% de los votos, con una diferencia porcentual de casi 16 puntos.
En tercer lugar, quedaron los derechistas Roberto Lavagna y José Luis Espert de “Consenso Federal” con el 8.37% de los votos emitidos. Estos fueron seguidos por el “Frente de Izquierda-Unidad”, el “Frente NOS” y la agrupación “Dignidad”.
La provincia de Buenos Aires (que no es lo mismo que la ciudad de Buenos Aires, que es la capital federal), agrupa al 37% del electorado argentino para un total de 13,185,036 electores. En ellas no hay segunda vuelta. Hasta ahora, la gobernadora bonaerense, Eugenia María Vidal, de la línea política del presidente Macri, gobierna allí. Sin embargo, en las presentes elecciones primarista apenas alcanzó el 16% de los votos frente al candidato peronista y ex Ministro de Economía bajo la presidencia de Kichner, Axel Kicillof, que obtuvo el 50% de los votos. Las segundas dos provincias con mayor número de concentración de votos son Santa Fe y Córdova. En la primera ganó el candidato peronista con el 43.62% de los votos, con diez puntos porcentuales de diferencia sobre Macri que obtuvo el 33.88% de los votos; mientras en la segunda, Macri obtuvo el 48.18% de los votos, con una ventaja de 20 puntos porcentuales de diferencia sobre el candidato peronista que obtuvo 30.39%. Es importante destacar, sin embargo, que pesar de su victoria, en esa provincia, en las elecciones de 2015, la candidatura respaldada por Macri obtuvo el 71.52% de los votos. En resumidas cuentas, Macri solo obtuvo la victoria en Córdova y la capital federal.
Tras el resultado de las elecciones primaristas, se indica por Enric González, en artículo escrito para El País de 13 de agosto de 2019, que la moneda argentina sufrió una devaluación “de un 25% frente al dólar, pese a una subida de los tipos de interés hasta el 74%, y los valores bursátiles cayeron hasta un 60%”. Se trata de la reacción de los mismos elementos del capital financiero que han estado en los pasados años del lado de las políticas neoliberales implantadas durante el gobierno de Macri y que ya comienzan, de inmediato, a imponer el terror económico sobre la población argentina en antesala a un cambio favorable a las propuestas de un futuro gobierno bajo Alberto Fernández y Cristina Fernández.
Indica el autor, dando ya por sentado un probable triunfo de los Fernández en las próximas elecciones, que Matías Kulfas, quien asesora como economista a Alberto Fernández, ha asegurado, procurando una mayor estabilidad, que el nuevo gobierno a instalarse en diciembre cumpliría con las obligaciones económicas asumidas por el país con el pago de la deuda externa. Señala, además, que no recurriría a “mecanismos de control cambiario” como el establecido en el 2010 por Cristina Fernández en su presidencia.
De acuerdo con la página electrónica Wikipedia, el gobierno de Mauricio Macri se ha caracterizado por una reducción de la llamada clase media en Argentina, quebrándose la movilidad social ascendente; es decir, se ha precarizado la vida para importantes segmentos de esa clase media, la cual para el año 2017 se había reducido del 30% al 25%, lo que subió la pobreza, basado en datos de 2015, del 31% al 36%, sumándose 4.8 millones de pobres adicionales. En sus primeros dos años de gobierno, los salarios se redujeron en un 6.1%.
Sigue indicando la fuente que para el año 2017, Argentina se encontraba en el tercer puesto de países con mayor déficit externo y quinto entre países con mayor déficit fiscal y quinto con mayor déficit de cuenta corriente. Señala también que Argentina es hoy uno de los países con mayor inflación a escala mundial y entre los tres países con mayor disminución en el salario mínimo, el cual se redujo durante su gobierno en un 34.8%, reduciendo el mismo de $600.00 a $400.00 mensuales a un mes de su llegada al poder. Para 2017 se había reducido aún más, llegando a $384.00 mensuales. Su tasa de interés para el año 2018 es la mayor del mundo. En los primeros dos años de su gobierno, Macri tomó a préstamo $142,948 millones.
Señala la publicación que, de acuerdo con la BBC, “el gobierno macrista ha realizado uno de los aumentos de tarifas en servicios públicos más grandes de la historia.”
Si algo ha caracterizado el gobierno de Macri, luego de los gobiernos de Néstor Kichner y Cristina Fernández, ha sido el regreso de Argentina al brutal neoliberalismo y la entrega a los fondos buitres. A lo anterior se suma el despido masivo de empleados públicos, el nepotismo y la corrupción. El resultado de su gobierno deja tanto que desear como ha sido la implantación del modelo neoliberal en Puerto Rico; el manejo de la deuda pública; y las modificaciones de la legislación en lo concerniente al empleo público y privado, todo ello descargando el peso de la crisis sobre los hombros de la clase trabajadora. Con la misma fuerza que el pueblo argentino le dio la espalda hace menos de cuatro años a la sucesión de gobiernos peronistas, quizás amparados o adormecidos por el canto de sirena de los sectores empresariales y neoliberales opuestos a un gobierno progresista; con igual celeridad, luego de ver y sufrir los resultados del regreso de las políticas neoliberales y su impacto en el país, el pueblo argentino ha iniciado un proceso de reversión al daño impuesto por el gobierno de Mauricio Macri y los sectores de clase que representa.
Al iniciarse el proceso de las votaciones, el candidato Alberto Fernández expresó: “Argentina está pariendo otro país”, señalando de paso que, la tarea de todos los argentinos, ahora, era recuperar la felicidad. Para Emir Sader, en escrito titulado Fracasa el primer intento de restauración neoliberal, publicado en América Latina en Movimiento, tras los resultados de la consulta electoral, “los efectos brutales del ajuste neoliberal fueron contundentes y pasaron cuenta al gobierno de Macri”. Más adelante, refiriéndose a las fuerzas promotoras del neoliberalismo en Argentina, indica: “Querían que el kischnerismo fuera un paréntesis en la historia argentina, pero quien ahora tiene ese destino es el macrismo”.
Según estima el autor, “la derecha no tiene otro modelo neoliberal”, ni tiene “la capacidad de retomar el crecimiento económico”, ni distribuir la renta. Ese modelo, que hoy se sigue en Ecuador con el gobierno de Lenin Moreno, o en Brasil bajo los gobiernos de Michel Temer y Jair Bolsonaro, es un camino seguro hacia la derrota de la derecha. Para Sader, los daños que han causado los gobiernos de restauración neoliberales son un retroceso en materia social y política para los pueblos donde se han logrado instaurar. La respuesta a ellos, es echar abajo este tipo de gobierno restableciendo los derechos arrebatados al pueblo. Para ello señala Sader, el camino es “aglutinar a todas las fuerzas que se oponen a ellos, valiéndose centralmente de los efectos sociales profundamente negativos de sus políticas económicas”. Para ello propone una amplio frente antineoliberal, propuesta que muy bien se ajusta no sólo a la situación argentina, sino también a nuestra realidad en Puerto Rico.
Para el intelectual argentino Atilio Borón, otro gran perdedor en estas primarias argentinas es el propio presidente estadounidense, Donald Trump, quien envió a este país a su Secretario de Comercio, Wilbur Ross, a manera de expresar así su respaldo a Macri. Sobre el particular, destaca Borón lo siguiente:
“Macri obedeció, al pie de la letra al úkase imperial. La Argentina se quedó sin política exterior, porque hizo suya la de Estados Unidos asumiendo como propios los enemigos o adversarios de Washington en momentos en que Trump riñe con casi todo el mundo. También se quedó sin política económica, porque pasó a dictarla el FMI a través de sus técnicos. El resultado está a la vista: un holocausto social de varias proporciones y un derrumbe económico que, en algunos aspectos, no tiene precedentes, todo lo cual se agrava por los efectos devastadores del ‘lawfare’ (hiperpolitización de la justicia federal, maridaje entre jueces, fiscales, servicios de inteligencia, medios de comunicación; atropello al debido proceso, etcétera) y el abrumador control que ejerce el oficialismo sobre los medios y la masiva utilización de pseudo-periodistas—en realidad operadores políticos jugosamente remunerados—para mentir, desinformar, atemorizar a la población y para difamar a las principales figuras de la oposición. Esta siniestra operación de manipulación de la opinión pública se complementó con la abrumadora propaganda oficial en todas las redes sociales y la inescrupulosa utilización de los ‘trolls’ que con sus media verdades y ‘fake news’ contribuían a la confusión atacando con particular saña a los candidatos del Frente de Todos”.
Me parece que, en algún momento, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, expresó que el arte de la revolución era el arte de unir fuerzas. De igual manera podemos señalar que el arte de la derrota de la ofensiva neoliberal es ese mismo: la unidad de todas las fuerzas para derrotar dicho modelo económico y la derrota de las clases sociales que lo impulsan.
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