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Actualización de la situación en Oriente Medio y Venezuela

 

 

17 de agosto de 2024

 

Una vez más acapara nuestra atención en Ventana al Mundo desde Puerto Rico el tema del Medio Oriente y el desarrollo de los acontecimientos en la República Bolivariana de Venezuela.

 

Como sabemos el pasado 30 de julio un alto comandante de las milicias libanesas de Hezbolá, Fuad Shurk, fue objeto de un atentado perpetrado por fuerzas especiales de Israel en una residencia ocupada en un suburbio de Beirut donde perdió la vida. A Fuad Shurk  el Estado de Israel le imputa haber sido el responsable por el ataque con misiles por parte de Hezbolá a un campo de futbol localizado en las Alturas de Golán, donde jugaban unos adolescentes. La Alturas de Golán es un territorio ocupado por parte de Israel a Siria durante la Guerra de 1967. Allí nacen las aguas del Río Jordán las cuales discurren hacia la frontera entre Cisjordania y el reino de Jordania. Más recientemente el territorio fue anexado formalmente por dicho país a pesar de que conforme a la ONU, Israel debe respetar las fronteras que existían previo a dicha guerra.

 

 

 

En otro suceso, acaecido al día siguiente, nuevamente fuerzas especiales de Israel asesinaron en Teherán, capital de la República Islámica de Irán, a Ismael Haniyen, principal dirigente político de Hamás. Haniyen se encontraba en Teherán para asistir a los actos de toma de posesión del presidente electo de Irán, Massaud Pezeshkian. Se trata de dos severos golpes tanto para la milicia islámica de Hezbolá en Líbano como para la milicia islámica de Hamás en Gaza.

 

Tanto las milicias de Hezbolá, como las de Hamás y el gobierno de la República Islámica de Irán han anunciado acciones de represalia contra Israel. En el caso de Irán, está de por medio reivindicar su soberanía frente a Israel luego de éste país haber llevado a cabo acciones de terrorismo de Estado como el atentado contra Haniyen en suelo iraní. De ahí la importancia que debe darse a la expresión hecha por el gobierno iraní de que responderán a la agresión israelí y que el asesinato de Haniyen no permanecerá impune.

 

La situación de Israel en Gaza sigue su continuo deterioro. Israel continúa llevando a cabo acciones armadas en lugares donde se aloja la población civil desplazada por el conflicto. Un reciente ataque de Israel sobre una escuela dejó el saldo de más de un centenar de fallecidos y otros cientos de heridos. Al presente, desde el inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza, suman ya más de 41 mil el número de palestinos fallecidos, cerca de 90 mil el número de heridos y se estima en alrededor de otros 10 mil el número de víctimas sepultadas bajo los escombros de las edificaciones de los edificios destruidos por las bombas lanzadas por las Fuerzas de Defensa de Israel contra objetivos civiles.

 

Las acciones de Israel a finales del mes de julio, cuando se llevan a cabo importantes gestiones para alcanzar un acuerdo de cese al fuego en Gaza, dan la impresión que dicho país, en lugar de buscar un cese de hostilidades que eventualmente conduzca a un acuerdo de paz, lo que persigue es agudizar el conflicto procurando extender el mismo a uno de dimensión regional donde se produzca el enfrentamiento entre Israel y sus aliados de Occidente, frente a lo que Israel ha identificado como la “cabeza de la serpiente”, la República Islámica de Irán. Según la lógica de los gobernantes israelíes, cortando la cabeza de la serpiente desaparecería toda amenaza a Israel en la región.

 

Ciertamente es de esperar que un acto de represalia militar de parte de Irán a Israel sea superior al dado por dicho país en el pasado mes de abril en represalia por el ataque de Israel a la embajada iraní en Siria cuando lanzó contra el territorio israelí 320 misiles y drones. Sin embargo, la respuesta advertida de Irán aparenta retrasarse en espera del resultado de la conversaciones sostenidas por varios países árabes de la región junto a Israel y sus aliados de Occidente procurando un cese al Fuego en Gaza.

 

Recordemos que desde el pasado mes de mayo Hamás había propuesto un plan de paz que incluía, en una primera etapa, un cese al fuego definitivo; el retiro de todas las tropas de Israel hacia el este de la Franja de Gaza, lejos de las zonas densamente pobladas; cesar durante 10 horas diarias el uso de aviones y drones y de 12 horas cuando se encuentre en marcha la liberación de rehenes; la liberación por Hamas de 33 rehenes, con prioridad en los niños, mujeres, enfermos, personas mayores de 50 años y menores de 19 que no sean militares; de 30 palestinos encarcelados sin formulación de cargos; la retirada parcial de tropas israelíes en Gaza; el regreso de la población desplazada por el conflicto armado; y la entrada, sin restricciones, de cantidades suficientes de ayuda humanitaria, combustible; y la limpieza de escombros en todas las etapas del plan.

 

En una segunda etapa estaba planteado el mantenimiento de una “calma sostenida” en Gaza; el fin permanente de las operaciones militares de Israel y la retirada total de sus fuerzas; así como la continuación del proceso de liberación de rehenes y palestinos encarcelados.

 

En una tercera etapa se encontraba la liberación total del restante de los rehenes y de los detenidos palestinos sin formulación de cargos; la eliminación del bloqueo de Israel a Gaza; y la reconstrucción de Gaza en un plazo de 3 a 5 años.

 

La propuesta fue rechazada por Israel indicando que era un “truco” de Hamás para que la gente concluyera que era Israel quien se oponía a un acuerdo.

 

La contrapropuesta hecha por Israel consistió en dos etapas:  la primera, una pausa limitada de los ataques en Gaza y la liberación de un gran número de palestinos encarcelados sin formulaciones de cargos en cárceles israelíes a cambio de 33 rehenes más vulnerables. La segunda etapa, un período de “calma sostenida”, lo que esto quisiera decir.

 

La posición de Hamas fue que con esa propuesta Israel no atendía  sus principales demandas: el fin de la guerra y la total retirada de tropas israelíes en Gaza.

 

En medio de tales discusiones surgió el 1 de junio una tercera propuesta, sometida por los Estados Unidos, la cual consistió también de tres etapas, a saber:

 

Una primera etapa, con una duración de seis semanas, donde se daría un “cese al fuego pleno y completo”; la retirada de las tropas de Israel de todas las zonas pobladas en Gaza; la liberación de algunos rehenes (mujeres, ancianos y heridos); y la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos en prisiones de Israel. En ella se daría la negociación de los detalles para la segunda etapa.

 

En la segunda etapa, con duración de seis semanas adicionales, se mantendría un cese al fuego pleno y completo; la liberación de otro grupo de rehenes incluyendo soldados israelíes capturados; la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel de Gaza; y alto al fuego permanente.

 

Finalmente en una tercera etapa, se procedería a la reconstrucción de Gaza; la discusión para la conformación de dos Estados en suelo palestino, donde Gaza y Cisjordania quedarían bajo la Autoridad Nacional Palestina; y la devolución de los cuerpos de los rehenes fallecidos en cautiverio.

 

Esta propuesta también fue objeto de rechazo por parte de Israel, aunque no fue retirada de la mesa por Estados Unidos.

 

Ciertamente, en nada favorece a los esfuerzos por alcanzar un cese al fuego en Gaza las acciones llevadas a cabo por Israel en el mes de julio contra Hezbolá, Hamas y la violación de la soberanía de Irán. Sin embargo, que Irán y Hezbolá no hayan llevado a cabo hasta ahora sus amenazas de represalia, abre un carril a las conversaciones de paz. El logro de tal objetivo podría llevar al desistimiento de acciones de represalia contra Israel y dar paso a una tregua entre las partes. El detalle, sin embargo, es por cuánto más tiempo se puede detener el proceso de represalia, el cual de seguro, conllevará otra respuesta de parte de Israel con la consecuencia de nuevas acciones de represalia.

 

En junio, el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, indicó que su país se encontraba listo “para pasar a la ofensiva en el Frente Norte con Líbano y estar a punto de tomar dicha decisión.” A lo que se refería Halevi no era a Líbano sino a Hezbolá en Líbano.  Funcionarios del gobierno israelí manifestaron que Líbano, sería “reducido a la Edad de Piedra”. Sin embargo, el camino no será similar a Gaza. De acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Hezbolá es la fuerza militar no estatal más poderosa a nivel global. Cuenta con aproximadamente 100 mil efectivos (milicias activas y reservas). En su arsenal cuenta con alrededor de 120-200 mil misiles, drones y armamento moderno suministrado por Irán. Hezbolá cuenta con miles de integrantes que han tenido experiencia de combate, junto a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, en la guerra que viene siendo librada en Siria desde hace más una década en apoyo al gobierno constitucional de Bashar al-Asad. Hezbolá cuenta también con la experiencia de combate frente a las Fuerzas de Defensa de Israel  como la desarrollada en los enfrentamientos de 2006.

 

Desde el 7 de octubre de 2023 se han desarrollado 7,400 incidentes en la frontera por parte de Hezbolá con las Fuerzas de Defensa de Israel.  Mientras aguardamos por un paso hacia la paz, el sendero a transitar sigue siendo sumamente escabroso. Es un intentar caminar con los ojos vendados a través de un campo minado. Un paso equivocado por cualquiera de los actores en este laberinto de posibilidades, puede tener un resultado fatal para la región y para el resto del planeta.

 

La situación en la hermana República Bolivariana de Venezuela presenta otro foco de tensión importante. El pasado 28 de julio se llevaron a cabo en dicho país las elecciones presidenciales. En ellas, el gobierno del presidente Nicolás Maduro reclama el triunfo electoral obteniendo el favor del 52% de los votantes; frente a un bloque de Oposición encabezado por Edmundo González Urrutia, que reclama haber obtenido el favor del 67% de los electores participantes. Este sector de Oposición le imputa a Maduro haber obtenido apenas el 30% de los votos emitidos.

 

Desde mucho antes de las elecciones ya este sector de la Oposición había deslegitimado el proceso electoral y su resultado alegando fraude. Sin embargo, optaron por participar de la mismas. Es importante indicar la voz cantante o alter ego de dicha Oposición no fue su candidato a la presidencia, sino María Corina Machado. Ésta, junto con Enrique Capriles Randoski, fue inhabilitada por los organismos competentes del Estado venezolano como candidata política por actos de corrupción vinculados al llamado “presidente designado”, Juan Guaidó, y  por “traición a la patria”. Bajo éste último cargo, se le imputa favorecer y apoyar medidas injerencistas extranjeras contra el gobierno de Venezuela.

 

Es importante señalar que en el proceso electoral participaron otras fuerzas políticas como fueron la Plataforma Unitaria Democrática, La Nueva Venezuela, CONDE, Pacto Histórico, Plan B, CAMBIO, SPV y AREPA.

 

La posición del presidente Maduro estableciendo su triunfo en las elecciones descansa en lo que ha certificado el Consejo Nacional Electoral (CNE) que le ha reconocido como como ganador en la contienda electoral. A partir de lo certificado por dicho organismo y frente a los reclamos de fraude por parte de la Oposición, el presidente Maduro ha interpuesto un recurso legal ante el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela para que revise la decisión del Consejo Nacional Electoral.

 

La llamada Oposición rechaza la intervención del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela alegando que sus jueces han sido nombrados por el gobierno chavista, como si ese no fuera también el caso de Puerto Rico o de Estados Unidos o de cualquier otro país  donde los jueces son nombrados en sus términos por los gobiernos en curso; en nuestro caso y el de Estados Unidos, por los partidos de alternancia política. Sencillamente han recurrido a la calle para desde allí forzar la entrega del resultado de las elecciones a la Oposición.

 

Es importante señalar que en el caso de las elecciones en Venezuela todos los partidos políticos tienen copia de las actas de las votaciones en cada colegio electoral. En consecuencia, cada partido tiene pleno acceso y conocimiento del contenido de las actas donde se refleja cuál fue el voto de los ciudadanos en cada colegio de votación. Se trata precisamente de las actas que se encuentran bajo escrutinio del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela.

 

La respuesta de Estados Unidos, de la Unión Europea, de varios países latinoamericanos cuyos gobiernos son aliados de Estados Unidos, así como de distintos organismos internacionales ha sido apoyar el reclamo de triunfo de la Oposición. Sin embargo, presidentes como Luis Inácio (Lula) Da Silva de Brasil, Andrés Manuel López Obrador de México y Gustavo Petro de Colombia, conscientes de la peligrosidad de la actual situación política en Venezuela, han procurado la búsqueda de una solución consensuada.

 

Se ha enfatizado por ellos la necesidad de revisar las actas electorales para así propiciar el recuento de los votos y la revisión de las actas. Se ha planteado también la posibilidad de repetir, con acompañamiento internacional como observadores, unas nuevas elecciones, a lo que ya la Oposición se opuso.

 

La propuesta del presidente colombiano ha sido el levantamiento de todas las medidas coercitivas unilaterales impuestas a Venezuela; una amnistía general nacional e internacional; garantías de acción política; un gobierno de cohabitación y nuevas elecciones generales. En el caso del presidente brasileño, donde se ha contemplado por ejemplo por uno se sus asesores una segunda elección, Maduro recuerda que en las pasadas elecciones donde resultó ganador Lula, la extrema derecha encabezada por Jair Bolsonaro también argumentó el fraude, no reconoció su victoria y promovió un golpe de Estado. En tales circunstancias, indica Maduro, fue el Tribunal la instancia que resolvió el diferendo de quién prevaleció en las elecciones.

 

En el caso de México, su presidente López Obrador, quien también ha intentado mediar en la crisis, se ha manifestado en favor de esperar primero que todo la determinación del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, de manera que no pueda interpretarse asumir una postura alterna como un mecanismo de injerencia en los asuntos internos de otro Estado.

 

Insistimos en que la salida a la actual crisis en Venezuela debe ser una de naturaleza política, consensuada entre los propios venezolanos y nunca producto o resultado de la intervención o injerencia extranjera. Debe ser una salida creativa, donde los valores del proceso de transformación social, económica y política que entrañó el cambio en el país luego de 1998, se sostenga.

 

La alternativa no es la provocación de un Golpe de Estado sangriento, ni tampoco un Golpe de Estado Blando.

 


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