6 de marzo de 2025
En los pasados días hay al menos dos eventos en el tablero internacional relacionados con conflictos armados que es necesario discutir, incluso más allá de lo que representa la política exterior trazada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la llamada “guerra arancelaria” frente a Canadá y México; o de cara a las pretensiones imperialistas de dicho país con relación a Groenlandia y Panamá.
En medio de un alto al fuego decretado en la Franja de Gaza y de la intensificación de las operaciones militares de Israel en Cisjordania, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó a cabo una conferencia de prensa realizada a bordo de su avión oficial “Air Force One”. En ella declaró su preferencia porque la población palestina en Gaza sea reubicada en países como el Reino de Jordania y Egipto.
Se trata de una propuesta de limpieza étnica en su origen, dirigida a que Israel tome posesión del territorio de la Franja de Gaza, para luego trasladar al territorio palestino a colonos judíos. Cisjordania, donde se encuentra la Autoridad Nacional Palestina, seguiría el mismo destino, ocupando así Israel la totalidad del territorio palestino.
Más adelante la posición de Donald Trump amplió sus comentarios indicando que se trata de la expulsión más de 1.8 millones de palestinos de Gaza; la ocupación por parte de Estados Unidos de la Franja de Gaza a título de propiedad, para desarrollar allí un complejo inmobiliario de lujo que llamó la Riviera del Mediterráneo. En sus comentarios Trump también expresó que ejercerá presión sobre el Reino de Jordania y Egipto, bajo amenaza de suspender la ayuda militar de Estados Unidos a dichos países, para que reciban la población gazadí desplazada; y finalmente, la amenaza con desatar contra Gaza ”un infierno” si al 15 de febrero no se habían entregado todos los rehenes en poder de Hamás.
Hamás por su parte, denunció de inmediato la continua violación de la tregua por parte de Israel, señalando que al 12 de febrero, desde que inició la tregua, Israel había dado muerte a 98 palestinos adicionales en Gaza.
De acuerdo con Alejandro Marcó del Ponte, en escrito de 17 de febrero de 2025, la “idea de un reasentamiento palestino en varios puntos de territorios árabes se basa en el concepto de que los palestinos son ‘árabes genéricos’ que podrían establecerse en cualquier otro país árabe. Sin embargo, esta visión ignora que los palestinos constituyen un pueblo con una identidad única, cuyas tradiciones, dialectos, vestimenta y raíces están profundamente vinculados a lugares específicos en Palestina. Estas características los distinguen de los habitantes de los países árabes circundantes, lo que hace que su desplazamiento no sea simplemente una cuestión de reubicación, sino una amenaza a su identidad cultural y territorial.”
La administración de Donald Trump aprobó la entrega a Israel de 1,800 bombas MK-84 de 2,000 libras cada una capaces de penetrar hormigón grueso y metal, con gran poder de destrucción, particularmente en zonas urbanas residenciales. Desde julio de 2024 Estados Unidos había venido suministrando a Israel bombas de 500 libras, las que fueron utilizadas en la ofensiva sobre Rafah al sur de Gaza. La entrega del nuevo armamento a Israel sólo anticipa que, ante un eventual restablecimiento de los combates entre Israel y Hamás, el primero tendría a su disposición armamento todavía más letal contra la población civil en Gaza. Recordemos que al presente ya suman más de 60 mil los muertos en Gaza y más de 100 los heridos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, utilizando el ultimátum de Trump, también expresó en aquel momento la reanudación de la operación israelí en Gaza si para el 15 de febrero no se liberaba la totalidad de rehenes retenidos por Hamás. También propuso el desplazamiento y reubicación de la población palestina en Arabia Saudita. Las más recientes declaraciones de Donald Trump amenazando con ese “infierno” en Gaza han sustituido el argumento de la entrega de la totalidad de los rehenes, para añadir como causal la negativa de la población palestina de su traslado a Egipto o al Reino de Jordania.
Antonio Carzola Sánchez, en un artículo ha indicado:
“El balance es que Israel se encuentra hoy en la misma disyuntiva que enfrentó el movimiento sionista de principios del Siglo XX: cómo conciliar sus aspiraciones nacionales con la presencia de millones de palestinos en el territorio que desea. Después del alto al fuego, Israel seguirá desgajando y anexionándose poco a poco el territorio de Palestina y maltratando a sus habitantes, pero el dilema no desaparecerá.”
Continúa señalando Carzola Sánchez:
“Las dos soluciones potenciales a la cuestión también son las mismas de entonces, y ambas impensables. Una discutida varias veces, y que ahora parece azuzada por Donald Trump, sería llevar a cabo una limpieza étnica masiva. La otra, que el Estado hebreo nunca ha considerado seriamente, implicaría aceptar que los palestinos tienen los mismos derechos individuales y colectivos que los israelíes, incluyendo el de autodeterminación. La primera opción representaría una catástrofe humana y una ruina moral irremediables. La segunda, hasta ahora inconcebible para la mayoría de la clase política israelí, supondría nada menos que corregir de forma radical una historia larga, compleja y dolorosa.”
El 4 de marzo de 2025 se reunió la “Cumbre Árabe Extraordinaria” de la Liga Árabe, donde se aprobó un Plan presentado por el presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi, en coordinación con el Estado palestino y los países árabes; bajo la supervisión del Banco Mundial y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, para la reconstrucción de Gaza y la recuperación de la estabilidad social, política y económica del enclave palestino.
En la reunión se reafirmó el derecho del pueblo palestino a su libre determinación, al establecimiento de un Estado independiente y el rechazo a cualquier propuesta de expulsión.
Tanto el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, como Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo, estuvieron de acuerdo con la iniciativa árabe y la propuesta de creación de dos Estados. El Plan, sin embargo, no ha contado con la posición de Hamás. Si bien Israel ha expresado que siempre y cuando Hamás quede excluida de la Franja, apoyaría una administración árabe en Gaza y Cisjordania; no puede haber un acuerdo definitivo del conflicto en Gaza sin la participación de Hamás.
El Plan de la Liga Árabe incluye la “creación de áreas residenciales, zonas económicas y desarrollo, centros urbanos y de servicios, áreas turísticas y recreativas, zonas agrícolas y rulares y servicios centrales” en la Franja de Gaza.
Se proyecta la construcción en la zona de 6 hospitales, 200 mezquitas, 5 universidades, 15 centros policiales, 10 centros culturales y 5 clubes deportivos. En la primera fase se construirán 200 mil unidades de vivienda temporales; en la segunda fase, se procedería a reconstruir y reparar 60 mil viviendas y a la rehabilitación de 90 mil hectáreas de tierra agrícolas; y una tercera fase, dedicada al desarrollo de la infraestructura en instalaciones de servicios, la construcción de 200 mil viviendas permanentes, un aeropuerto internacional y dos puertos. El costo total de la ejecución del Plan sería de $53 mil millones.
Se trata de un esfuerzo, desde la posición de los países árabes, de confrontar los planes de Estados Unidos e Israel, discutidos y consensuados entre Trump y Netanyahu, para la reconstrucción de Gaza. La propuesta incluiría la preservación de Cisjordania y la creación de los dos Estados, ello a partir del reconocimiento del derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado político.
El otro evento de importancia en días recientes ha sido el fracaso de las conversaciones entre el presidente de Estados Unidos y el presidente de Ucrania desarrollada en el Salón Oval de la Casa Blanca el pasado 28 de febrero. En ella surgió una agria confrontación entre el presidente y vicepresidente de Estados Unidos y Volodymyr Zelensky, que culminó con su salida precipitada de Casa Blanca.
Según indica la cadena de noticias CNN, Zelensky habría indicado antes que los días en que Estados Unidos garantizaba a Ucrania su apoyo habían llegado a su fin. El presidente ucraniano hizo un llamado a Europa a configurar un ejército y una política exterior conjunta. Indicó: “Hace unos días, el presidente Trump me habló de su conversación con Putin. Ni una sola vez mencionó que Estados Unidos necesita a Europa en la mesa. Eso dice mucho.”
Más adelante el presidente ucraniano también indicó: “Se acabaron los días en que Estados Unidos apoyaba a Europa simplemente porque siembre lo había hecho.” Señaló que ’no estaba contento” en que la primera llamada de Trump fuera a Vladimir Putin, aunque puntualizó que “más peligroso” era si Trump se reunía primero con Putin que con él.
De acuerdo con CNN el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz; el Secretario de Estado, Marco Rubio y el Enviado a Medio Oriente, Steve Witkoff, viajaron a Arabia Saudita para reunirse con funcionarios de la Federación de Rusia para discutir el fin de la guerra en Ucrania. El grupo designado por Estados Unidos también sostendría más adelante conversaciones con la representación de Ucrania. Previamente se sostuvieron conversaciones entre el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio y el Canciller ruso Sergey Lavrov.
Preguntado el enviado especial de Trump para Rusia y Ucrania, Keith Kellogg del por qué no estuvieron invitados a la mesa representantes de la Unión Europea, señaló que cuando se negoció en 2015 el Acuerdo de Minsk II para poner fin a 10 meses de conflicto en el este de Ucrania, se tuvo la presencia de Alemania y Francia. A pesar de ello, sin embargo, no se pudo alcanzar un acuerdo duradero en la región.
El 18 de febrero se reunieron delegaciones de alto nivel de Estados Unidos y la Federación de Rusia en Arabia Saudita, país que actuó como anfitrión y mediador. La reunión se encargó de iniciar conversaciones para restablecer relaciones entre los dos países y abordar el tema sobre cómo resolver el conflicto ucraniano. Por la parte rusa participa el Ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov y el Asesor presidencial ruso para Asuntos Internacionales, Yuri Ushakov; por Estados Unidos participó el Secretario de Estado, Marco Rubio; el Asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz; y el Enviado Especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff.
El presidente ucraniano manifestó que su país no aceptaría acuerdo alguno que pudiera surgir de dicha iniciativa.
Moscú por su parte indicó que no buscaba un alto al fuego temporal, sino una solución permanente y global que abordara las profundas crisis que originaron en 2014 el Golpe de Estado respaldado por Occidente. Señaló que no aceptarían concesiones territoriales en Ucrania; es decir, la renuncia a territorios ganados a lo largo de la guerra.
Según indicaba la página electrónica Sputnik de 25 de febrero de 2025, el gobierno de Zelensky estaría próximo a firmar un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos “sobre el desarrollo conjunto de sus recursos minerales, incluidos petróleo y gas, después de que EE UU abandonara sus demandas de un derecho a 500,000 millones de dólares en ingresos potenciales procedentes de la explotación de los recursos”. Indica la publicación que mediante el acuerdo se “establecería un fondo al que Ucrania aportaría el 50% de los ingresos procedentes de la ‘futura monetización’ de los recursos naturales de propiedad estatal.” De acuerdo con Donald Trump, en declaraciones hechas dos días antes, la demanda de Estados Unidos incluía los “metales de tierras raras, petróleo, todo lo que podamos obtener.”
De acuerdo con la BBC, en su edición electrónica de 25 de febrero de 2025, entre las materias primas esenciales en poder de Ucrania se encuentran: (a) 19 millones de reservas probadas de grafito, que se utiliza en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos; (b) un tercio de todos los yacimientos europeos de litio, componente clave para las baterías actuales; (c) antes de la guerra, producía el 7% de la producción mundial de titanio, utilizado para todo tipo de construcciones, desde aviones hasta centrales eléctricas; (d) importantes depósitos de “metales de tierras raras”, 17 elementos que se utilizan para producir armas, turbinas eólicas, componentes electrónicos y otros productos vitales en el mundo moderno.
Yulia Svyrydenki, Ministra de Economía de Ucrania, indicó que en los territorios ocupados por la Federación de Rusia en Ucrania, hay recursos valorados en $350,000 millones.
En expresiones del presidente estadounidense, su país de cara al futuro no se haría cargo de la seguridad de Ucrania; ese rol—indica-- le corresponderá a los países de la Unión Europea y la OTAN. La Federación de Rusia, por su parte, rechazó cualquier pretensión de incorporar a Ucrania en la OTAN, o de allegar sus recursos a la frontera con la Federación de Rusia. Indicó que esta es una razón por la cual dicho país, en un proceso de negociación de un acuerdo de alto al fuego y eventual acuerdo de paz, no devolverá a Ucrania a las fronteras existentes al momento de iniciar su operación militar limitada sobre Ucrania. Al presente, Zelensky insiste que no cederá porción alguna de lo que considera es el territorio de Ucrania, lo que, en definitiva, será un gran obstáculo en cualquier negociación en torno al conflicto.
El lunes 3 de marzo de 2025, el Wall Street Journal publicó que funcionarios estadounidenses habían comunicado a Ucrania que su país había suspendido la venta de armas y también estudiaba congelar las entregas ya previstas de los arsenales estadounidenses. Mientras tanto, Zelensky insiste que un alto al fuego debe estar precedido de garantías de seguridad por parte de Estados Unidos y otros países occidentales.
La Casa Blanca ha descartado convertir a Ucrania en miembro de la OTAN o aportar tropas de dicho país en una misión de mantenimiento de paz. Por su parte Trump ha indicado que Zelensky “no está listo para la paz”, y que le “faltó el respeto a Estados Unidos”, añadiendo que dicho gobernante “se siente un pez gordo porque tiene a EE. UU de su lado.” Por su parte, Zelensky se niega disculparse indicando que agradece al pueblo estadounidense, pero no considera haber hecho “algo malo”.
En días recientes el presidente ucraniano, no sin un dejo de sometimiento a Estados Unidos, ha procurado restablecer el diálogo perdido con el presidente Trump. Para ello ha enviado una carta que puede interpretarse como disculpa por el incidente causado en Casa Blanca. Con la carta procura restablecer el apoyo estadounidense a su gobierno y levantar el bloqueo dispuesto por Trump a la entrega de armas a Ucrania. Habrá que esperar la respuesta de la Donald Trump a la carta, la que evidenciará si Ucrania es un interés superior al de la Federación de Rusia en los planes de su gobierno.
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