El Movimiento Independentista Nacional Hostosiano acordó apoyar las candidaturas nacionales del Movimiento Unión Soberanista, MUS, (gobernación, comisionado residente, Cámara y Senado por acumulación) y respaldar diversos candidatos [...]

a representantes por distrito y alcaldes del MUS, del PIP, del PPT, del PPPR y del PPD. Así mismo hemos expresado nuestro más firme rechazo al mal llamado plebiscito de estatus a celebrarse el mismo día de las elecciones.

Dándole concreción a nuestra política de amplitud y alianzas, hemos respaldado activamente, por ejemplo, a Gustavo Casalduc para la alcaldía de Utuado por el MUS, a Laylanie Ruiz a la alcaldía de Barceloneta por el PPT, a Carmen Yulín Cruz para la alcaldía de San Juan por el PPD y a Luis Ibrahyn Casiano como Representante del Distrito 19 de San Germán-Mayagüez por el PIP.

No obstante, podemos identificar tres objetivos políticos en los que centramos nuestras posibilidades: la elección de José “Tato” Rivera Santana a la Cámara de Representantes, que el MUS obtenga suficientes votos para quedar inscrito y que Carmen Yulín Cruz derrote a Jorge Santini en la contienda por la alcaldía de San Juan. Los tres objetivos son difíciles, pero el que más probabilidades tiene de lograrse es la elección a la Cámara de Representantes de Tato Rivera Santana, uno de los copresidentes del MINH.

Igual que el MINH, los partidos minoritarios que concurren a estas elecciones también tienen sus propios objetivos electorales. Se logren algunos, todos o ninguno de dichos objetivos, lo importante es qué vamos a hacer después del 6 de noviembre.

Pasadas las elecciones, propongo la creación de una Mesa de Diálogo Electoral integrada por los cuatro partidos minoritarios. En dicha mesa de diálogo estarían 10 delegados de dichos partidos representados de forma proporcional al número de votos obtenidos en las elecciones. Es decir, si entre los cuatro sumaron 100,000 votos, el que obtuvo 30,000 votos tendrá 3 escaños. Si alguno queda inscrito, podrá presidir la mesa con el delegado número 11. Si ninguno quedara inscrito, lo que es muy probable, los 10 delegados elegirían un presidente.

En este tipo de instancia, debe haber un reconocimiento a la independencia de cada una de las organizaciones adheridas a la Mesa. La estructura propuesta, una vez creada, no aspira a sustituir esfuerzos diversos que desde las respectivas organizaciones se lleven a cabo en el proceso de adelantar sus respectivos programas, o propuestas de acción política, diferentes o similares a aquellas recogidas en los acuerdos consensuados.

El MUS continuaría su labor educativa y organizativa en torno a la viabilidad y necesidad de la soberanía para Puerto Rico, el PPT daría continuidad a su concepción política de educar y organizar trabajadores y trabajadoras, el PPPR podría continuar su trabajo dando énfasis al desarrollo de fuentes de energía renovable, a la agricultura y a la defensa del ambiente. El PIP de igual forma tendría su agenda proselitista de la lucha por la descolonización e independencia que al igual que el MINH, la desarrolla tanto a nivel nacional como internacional. En su conjunto, de forma casi espontánea e impulsada por la realidad sociopolítica que vivimos, ha quedado estructurada una lucha asombrosamente complementaria.

Ahora es necesario engranar todas esas concepciones de lucha, que con sus matices, prioridades y especializaciones se presentan en las organizaciones que componen nuestra izquierda. Esa recomposición o reagrupamiento, representará un verdadero salto cualitativo del sector progresista en el campo electoral.

De esa mesa deben surgir las propuestas y mecanismos de cómo integrar a este esfuerzo a diversos sectores profesionales, comunitarios, sindicales, estudiantiles y políticos para darles participación en el proceso de construcción de un Frente Electoral que verdaderamente pueda dar al traste con el bipartidismo imperante y con la hegemonía de una minoría privilegiada que justifica la dependencia, el colonialismo y la desigualdad social con la filosofía del “such is life”.

Para estas elecciones y a pesar de múltiples esfuerzos, no se consiguió la fórmula que permitiera maximizar la presencia de la izquierda política en el proceso electoral. No obstante, los cuatro partidos minoritarios, unos con mayor efectividad que otros, han expuesto otra visión de mundo y de posibilidades para Puerto Rico.

Creo que después del 6 de noviembre, habrán quedado sentadas las bases para la construcción de un nuevo proyecto político electoral inclusivo, progresista y amplio que en las elecciones del 2016 represente un verdadero reto a lo establecido; una opción de esperanza y de cambio. Sólo resta por verse si hemos alcanzado la madurez política y el desprendimiento patriótico necesario para dejar de creernos que cada uno por su lado puede emprender un proyecto de tal envergadura.