Escrito por Héctor L. Pesquera Sevillano / Copresidente del MINH
Es urgente abordar el problema de Seguridad Pública desde un enfoque holístico vs. el actual enfoque Policiaco. En nuestro País, el sistema de educación es deficiente, el desempleo y desigualdad social son rampantes, acompañados de niveles de narcotráfico y drogadicción alarmantes. Estos factores son el caldo de cultivo perfecto para la violencia, la criminalidad y la delincuencia.
La holística analiza los eventos desde el punto de vista de las múltiples interacciones que los caracterizan. El holismo supone que todas las propiedades de un sistema no pueden ser determinadas o explicadas como la suma de sus componentes. En otras palabras, el holismo considera que el sistema completo se comporta de un modo distinto que la suma de sus partes.
El sistema de educación es deficiente, entre otras razones, por la ausencia de un proyecto de País. ¿Queremos que el resultado del proceso educativo sea un ciudadano identificado con Puerto Rico o con Estados Unidos de América? El País que queremos, ¿debe ser uno identificado con el Caribe y América Latina o con los invasores del norte? Esto causa un serio desarraigo de nuestra historia nacional y sentido de pertenencia. De otra parte, en nuestro sistema educativo se fomenta la competencia en lugar de la colaboración, hay un divorcio de pertinencia del currículo con nuestra realidad. La injerencia Federal a cambio de fondos federales ha sido detrimental; la deficiencia de Artes y Deportes en el currículo, así como recursos insuficientes para la docencia, han tenido su efecto. Como resultado tenemos maestros desmotivados y un nivel de deserción escolar alarmante.
La desigualdad social y el desempleo son factores que generan coraje y violencia social. El aumento constante en la brecha entre ricos y pobres, la segregación social, el racismo, la misoginia y xenofobia son el condimento que adoba la desigualdad. La falta de acceso (exclusión social) a recreación, arte y cultura, espectáculos, etc., son igualmente perjudiciales. En el 2011, las exportaciones de Puerto Rico bajaron a un récord histórico (reducción de 16%) y las personas fuera del grupo trabajador subieron a 1.9 millones, con el aumento de 86,000 personas que a enero de este año dejaron de buscar trabajo porque entienden que no encontrarán empleo.
El Editorial de El Nuevo Día del miércoles 2 de mayo 2012 decía: “Las injusticias derivadas de un modelo económico en crisis, golpeado por ocho años consecutivos de recesión, no pueden ser enfrentadas con remedios temporeros, sino con la ejecución a corto, mediano y largo plazos de un plan nacional de desarrollo socioeconómico que promueva la creación de empleos, potencie a gran escala la producción y reduzca la dependencia mediante el empresarismo y la autogestión”. Totalmente de acuerdo.
Se ha dicho y repetido miles de veces sobre la necesidad de atender el problema del abuso de sustancias y la dependencia a las mismas con un enfoque salubrista. La violencia y dependencia a drogas son enfermedades sociales, mentales y físicas. Hostos nos decía: “Las sociedades, como los individuos, están sujetas a enfermedad”.
El 80% de los crímenes están relacionados con el narcotráfico. No olvidemos que el control y vigilancia de costas, espacio aéreo, correos, aduanas, puertos y aeropuertos -por donde entra toda la droga y armas ilegales al País- están en manos federales. Las agencias federales han sido un estrepitoso fracaso en esa función usurpada. El narcotráfico es un negocio sumamente lucrativo que mueve más millones de dólares anuales que el presupuesto nacional.
El enfoque punitivo/policiaco ha fracasado, pero seguimos sin adoptar una visión salubrista, la medicación del adicto, despenalización y programas efectivos de rehabilitación (romperle el espinazo económico al negocio del contrabando de drogas). Así mismo, tenemos que tomar el control de nuestras costas, puertos y aeropuertos para ser implacables contra el narcotraficante y los que financian ese negocio.
La criminalidad, la desorganización social, la falta de solidaridad y el desarraigo patriótico que cosechamos hoy es resultado de varios siglos de explotación colonial, de dependencia real y sicológica, lo que nos ha causado una baja estima como pueblo.
Tenemos que adelantar con urgencia la lucha por la descolonización e independencia para sentar las bases permanentes y lograr los cambios necesarios en el Sistema Educativo, para la creación de empleos, la integración social, disminución de la brecha entre ricos y pobres, medicación del adicto, etc. Pero es tarea urgente comenzar a trabajar los cambios hoy para que podamos empezar a ver resultados en una generación. No hay atrechos.
* El autor es médico y Copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.
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