Viernes, Noviembre 22, 2024

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El pueblo Saharaui y su afán de libertad

saharalibreUna extensión interminable, sin árboles, desprovista casi totalmente de vida vegetal, cuyo suelo esta cubierto por una fina y movediza capa de polvo, caliente de día y frío de noche; poseedor de una extraña hermosura quizá por la misma sensación de espacio infinito; un poco así es el desierto…


De repente, luego de varias horas de marcha en camiones por senderos imprecisos, aparecen los campamentos. Son innumerables casas de campaña, agrupadas en varios puntos de la región.
Entonces, la alegría de los niños, los gritos jubilosos de las mujeres, la ceremonia solemne de los mayores para recibir a los cientos de invitados  de todo el mundo que se han dado cita en aquellas tierras ahora tan hospitalarias.
Los jóvenes escasean.
Preguntamos.
Están en el interior, nos dicen; en el frente de batalla.

En la patria de los centinelas del alba
Artículo publicado en el suplemento “En Rojo” del periódico CLARIDAD, 15 al 21 de julio de 1983


En mayo de 1983—hace ya casi tres décadas—tuve el privilegio de participar en los festejos realizados con motivo del décimo aniversario del inicio de la lucha armada encabezada por el Frente POLISARIO (Frente Popular para la Liberación de Saquia El Hamra y Río de Oro), que desembocó en la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Los mismos se efectuaron en la zona fronteriza entre Argelia y la RASD, conocida también por su nombre colonial de Sahara Occidental o, antes,  Sahara Español. Allí, en pleno desierto de Sahara, se localizan los campamentos donde viven más de 150 mil refugiados saharauis.

La celebración no pudo llevarse a cabo en el territorio nacional pues estaba entonces, como lo está ahora, ocupado por las fuerzas invasoras de Marruecos.

El Sahara Occidental o Español fue una de las porciones de África de la que se apoderó España, tras la Conferencia de Berlín de 1884-85, encuentro de las grandes potencias europeas en el que se consumó la repartición del continente africano.

En 1975, España, Marruecos y Mauritania firmaron el Acuerdo Tripartito de Madrid, por virtud del cual el gobierno del agonizante dictador Francisco Franco renunciaba a su control sobre la colonia sahariana.

Esta decisión hecha a espaldas del pueblo saharaui dio paso a la proclamación de la RASD el 27 de febrero de 1976. La lucha armada sería ahora contra Marruecos y Mauritania. Este último fue derrotado en el campo de batalla y renunció a sus aspiraciones expansionistas en territorio saharaui. Pero la lucha contra el colonialismo marroquí se mantiene desde entonces.

La República Árabe Saharaui Democrática cuenta con el reconocimiento oficial de decenas de países y fue admitida como miembro pleno de la Organización de Unidad Africana (OUA), a pesar de la oposición de Marruecos.. Tanto la ONU como el movimiento de países No Alineados han expresado reiteradamente el derecho de este valeroso pueblo africano a su independencia plena.

En fecha reciente la situación colonial del pueblo saharaui ha vuelto a ser noticia. La información que nos llega es alarmante: represión, asesinatos, toques de queda y otras medidas similares por parte de Marruecos contra la población saharaui que vive en las zonas ocupadas. Censura y expulsión de periodistas para asegurar la impunidad de sus actos represivos; complicidad de España—ahora no la de la dictadura fascista de Franco, sino la de los socialdemócratas del PSOE y Rodríguez Zapatero.

La situación del pueblo saharaui, casi tres décadas después de aquella visita inolvidable, más de un siglo después de la primera ocupación colonial, nos recuerda que el colonialismo continúa por ahí, campante, lo mismo en África que en América Latina y el Caribe, que en Asia.

Es un llamado de atención a la humanidad, al concluir la Segunda década por la erradicación total del colonialismo y cuando podría ser acordada una Tercera década., de que a las alturas del siglo veintiuno, a millones de seres humanos les es privado el sagrado derecho a su autodeterminación e independencia. Es una advertencia, al acercarse el aniversario cincuenta de la aprobación de la resolución 1514 (XV), la Carta Magna de la Descolonización, de que en materia de descolonización queda bastante tarea por realizar.

Por lo pronto, hagamos lo que la situación impone, expresemos nuestra solidaridad más firme y combativa con el hermano pueblo saharaui; reclamemos su derecho a la autodeterminación e independencia, denunciemos el atropello que sufre ese pueblo a manos de los invasores marroquíes, denunciemos la complicidad de la TAN y las grandes potencias. En fin, seamos nosotros saharauis también.




Fundación Juan Mari Brás

 

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