Escrito por Julio Muriente Pérez / Copresidente del MINH
Inspirados en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, acto fundamental de la doctrina de la unidad latinoamericana y caribeña, en el que nuestras jóvenes naciones soberanas plantearon la discusión de los destinos de la paz, el desarrollo y la transformación social del continente;
Declaración de Caracas, fundación de CELAC,
3 de diciembre de 2011, Punto número 16.
Decidir sobre el apoyo a la independencia de Cuba y Puerto Rico, así como de las Islas Canarias y las Filipinas.
Agenda del Congreso Anfictiónico de Panamá, reunido del 22 de junio al 15 de julio de 1826. Punto número 3.
La fundación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) tiene un valor extraordinario para nuestros pueblos.
La coyuntura política que va cobrando forma en América Latina y el Caribe desde hace poco más de una década ha creado las condiciones para dar una paso firme en defensa de la soberanía e independencia verdaderas. Los esperanzadores procesos que se dan en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, unidos a la experiencia de medio siglo de la Revolución Cubana, sirven de zapata para este esfuerzo renovado.
Sin embargo, para quienes levantamos la bandera del anticolonialismo y defendemos el derecho a la independencia nacional –en Puerto Rico o en cualquier otra colonia– es motivo de preocupación la manera como la CELAC ha obviado la discusión del problema colonial en Nuestra América.
En el documento aprobado por esos países en la Cumbre de Cancún celebrada en febrero de 2010, y que fue antecedente inmediato de la Cumbre de Caracas, no se dice ni una palabra sobre el colonialismo.
En el documento denominado Declaración de Caracas, aprobado el pasado 3 de diciembre al fundarse CELAC, el concepto colonialismo aparece una sola vez, en el punto número 25, colocado de manera insignificante y poco comprometedora.
El caso colonial de Puerto Rico no se menciona ni en uno ni en otro documento. Conclusión: en lo que respecta a sus documentos oficiales, para CELAC no hay un problema colonial vigente en América Latina y el Caribe –quizás excepto en Las Malvinas– y Puerto Rico simplemente no existe.
Tampoco existimos en las intervenciones de jefes de Estado que conocen al dedillo todo este asunto. No dijeron ni una letra sobre el problema colonial en América Latina y el Caribe y mucho menos sobre el caso colonial de esta nación caribeña y latinoamericana que se llama Puerto Rico. La única excepción honrosa fue el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Lo peor de todo es que no lo hicieron por desconocimiento.
Damos fe ante nuestros lectores y ante el pueblo independentista que durante los pasados años hemos movido cielo y tierra, que nos hemos reunido con presidentes, cancilleres, dirigentes de partido, embajadores; que hemos visitado capitales, sostenido reuniones en la ONU y en eventos internacionales; que hemos escrito ensayos, cartas, artículos… explicando una y otra vez, y reclamando comprensión y solidaridad. Que insistimos en que se invitara a una delegación de Puerto Rico en lucha, para estar presente allí, como hubiera querido el Libertador, cuyo nombre se evocó a cada instante en esos días en Caracas.
Todo fue infructuoso.
Es evidente que hay una decisión política de disminuir el alcance del debate sobre el colonialismo y sobre todo de achicar el alcance del debate sobre el caso colonial de Puerto Rico. Una decisión que data de algún tiempo atrás. Se pretende de invisibilizar una lucha que a quien primero le debe interesar es precisamente a los países que tanto celan su soberanía, amenazada desde cada base militar ubicada en cada una de esas colonias. Una decisión en la que están involucrados nada menos que quienes se supone que sean nuestros principales aliados. Una decisión que es peligrosamente equivocada, fruto de temores infundados y reflejo lamentable de debilidad frente a la gran potencia que quisieron excluir del cónclave subcontinental. Una decisión que hay que rectificar a la mayor brevedad, para bien de CELAC y del porvenir. En efecto, unos y otros ausentes marcarán el derrotero de CELAC.
Una decisión que no se sublima con el premio de consolación de invitar al cierre cultural de CELAC, a Calle 13 –hijos del gran ausente, Puerto Rico– para que le cantara ¡a la unidad latinoamericana y caribeña!
* El autor es profesor universitario y Copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.
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