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DESPEDIDA A UN HERMANO MAYOR

 

octubre de 2022

“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.”

José Martí (La edad de Oro)

Estas palabras que le dedico hoy a Noel Colón Martínez, a quien he querido como hermano mayor y segundo padre, tienen como base aquellas que pronunciara el 24 de marzo de 2018 en el homenaje que le rindiéramos en el seno del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.

Como tantos otros de mi generación, conocí a Noel en el marco de la campaña política del Partido Independentista Puertorriqueño de cara a las elecciones de 1972. Yo era un joven que se había integrado al PIP precisamente cuatro años antes, cuando el candidato a la gobernación era el querido profesor Antonio (Toño) J. González, de quien se decía como “slogan” para la gobernación, “era el mejor”.

 

No recuerdo que entonces conociera a Noel, aunque ya su nombre era mencionado luego de la experiencia llevada a cabo por el Frente Antiplebiscitario durante el plebiscito de 1967 y su posterior ingreso al Partido Independentista Puertorriqueño, donde ya comenzaba a destacar su brillante intelecto.

Acá en San Juan y particularmente entre los integrantes del  hoy denominado Ilustre Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, ya Noel era conocidísimo. Entre 1964 y 1966 había ocupado la presidencia de la institución sembrando en ella semillas que aún hoy, luego de más de medio siglo, continúan dando frutos como son la “Fundación Colegio de Abogados de Puerto Rico, Incorporada” y la “Égida del Colegio de Abogados, Inc.” También Noel desempeñó un rol de suma importancia en el desarrollo de tres importantes instancias creadas para brindar apoyo legal a la población indigente en Puerto Rico en el área civil y penal, como son Servicios Legales de Puerto Rico, la Sociedad para la Asistencia Legal de Puerto Rico; como también el programa de PRO BONO del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.

Aquel ser humano nacido en Moca, Puerto Rico el 20 de octubre de 1927 y que de apenas diecisiete años llegó en 1944 al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico para obtener un grado asociado en pedagogía, ya comenzaba a alumbrar con luz propia entre los de su generación.

Estando en el Recinto de Río Piedras encontró en el periodismo estudiantil una de las vocaciones que hasta los pasados años, desde la distancia de múltiples décadas, le seguía apasionando. En 1951, sin embargo, el aprendiz de maestro de escuela, tomó otra ruta en la vida al obtener el grado, entonces denominado  grado de “Bachiller en Leyes” hoy “Juris Doctor”. Creo que la experiencia de haber vivido en parte el desarrollo de la Huelga Universitaria de 1948 y su contacto personal con  otros talentosos jóvenes como Juan Mari Bras, Elfren Bernier, Héctor Landrón, Juan Ortiz Jiménez. Wilfredo Bianchi, Federico Cordero, Jesús Palmer, José Antonio Ortiz, Venancio Medina, José Orlando Grau y William Fred Santiago, contribuyeron a moldear su carácter y  su pensamiento.

Eran tiempos en que estos amigos, desde el periódico estudiantil El Universitario, establecían la contraparte editorial alterna del oficialista periódico de la administración del rector Jaime Benítez, La Torre.

Como ocurrió en otros casos, Benítez vio en Noel un diamante aún sin pulir, el cual con un trabajo adecuado y generoso, creyó sería capaz de deslumbrar a todos. Por eso, y quizás por otro tipo de motivaciones cuya discusión en estos momentos sobra, Jaime Benítez le ofreció una beca que le llevaría lejos de Puerto Rico, a la Universidad de Columbia en Nueva York, ofrecimiento que Noel rechazó para dedicar su tiempo a estudiar derecho aquí en Puerto Rico.

En las postrimerías de sus estudios de derecho, Noel contrajo matrimonio con Ana María Morera, su compañera de vida. Doña Annie, como le llamamos, había completado ya en 1950 un bachillerato en Ciencias Naturales en la UPR.

Según nos narra José Javier, uno de los hijos de Noel en el libro que editara en torno a diversas columnas escritas por su padre, titulado La disidencia como vocación, en 1951 Noel acepta una posición como Juez Municipal en Lares. Luego, en 1953 entra al Departamento de Justicia como una forma de evadir el Servicio Militar Obligatorio. Para entonces aún se desarrollaba la Guerra de Corea, causante de la muerte de alrededor de 750 puertorriqueños y  heridas a más de 3 mil compatriotas.

Mientras se desempeñaba como Fiscal Especial, en 1954 le asignaron la revisión de los expedientes de los nacionalistas que habían reivindicado con su ataque al Congreso de Estados Unidos la denuncia colonial del ELA, así como varias carpetas de sospechosos de ser comunistas, para determinar si habían violado la Ley de la Mordaza. En ambos casos, Noel recomendó que no se radicaran cargos.

Quien más adelante en la vida fuera su amigo, el Lcdo. José Trías Monge, entonces Secretario de Justicia, descartó las recomendaciones e instruyó al Departamento continuar adelante con los cargos. En 1956, siendo ya Fiscal General, Noel participó en el procesamiento penal de varios nacionalistas implicados en la Revolución de 1950 en Arecibo. Sobre el particular, nos dice José Javier, Noel sostiene de forma autocrítica, que ha sido “uno de los mayores errores de su vida”.

Los comienzos de la década de 1960 encontrarán a Noel militando en el Partido Popular Democrático, pero será en aquel sector que ya entonces cuestionaba los fundamentos coloniales de la relación política existente con Estados Unidos desde 1952. Como integrante del “Grupo de los 22”, nombre con el cual se conocerá este sector disidente de la línea oficial muñosista que demandaba la transición en el liderato del PPD,  a Noel se le invita a participar de la política activa como candidato al Senado por el Distrito de Bayamón.

Me cuenta Noel un día en el cual conversáramos sobre esta invitación, que en un momento se le solicitó visitar la casa de Luis Muñoz Marín para conversar con él. Allí, nos dijo Noel, el propio Muñoz Marín le estimuló a que aceptara la invitación y fue más allá ofreciéndole respaldo a su candidatura. Noel le indicó a Muñoz Marín que él no podía aceptar una invitación de tal naturaleza,  y le recordó de paso que él no era residente del distrito senatorial de Bayamón, por lo que no cualificaba para el puesto. La respuesta de Muñoz fue sugerirle que eso podría resolverse de otra manera. Noel se mantuvo firme en su rechazo a la invitación.

En 1964 Roberto Sánchez Vilella fue electo gobernador de Puerto Rico sustituyendo a Muñoz Marín. Esta vez don Roberto, quien hasta su último aliento de vida fue un amigo íntimo de Noel, le ofreció la posición de Secretario de Justicia. Limitaciones relacionadas con la posibilidad de su confirmación siendo Muñoz senador, le llevaron a descartar tal nominación.

Un año antes del triunfo de Sánchez Vilella, desde el entonces Colegio de Abogados de Puerto Rico, se había decidió abordar una  vez más el estudio de las relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos, esta vez a través de una comisión especial, denominada Comisión para el Estudio del Desarrollo Constitucional de Puerto Rico. Ya desde 1944, ocho años antes de la fundación del ELA, el Colegio había emitido pronunciamientos claros denunciando la condición colonial y territorial de Puerto Rico y abogando por el ejercicio de la libre determinación de nuestro pueblo. Se aspiraba a que toda futura relación con Estados Unidos, fuera una de naturaleza no colonial y no territorial. Desde 1963 Noel participó activamente de dicha Comisión, teniendo además la oportunidad, durante su presidencia en el Colegio, de que la Comisión continuara sus trabajos, deliberando y rindiendo informes sobre sus conclusiones para un proceso de libre determinación de nuestro pueblo.

El proceso de ruptura de Noel con el PPD conllevó también para él una toma final de postura en torno a la independencia de Puerto Rico. Concluidos los esfuerzos en torno al rechazo al plebiscito de 1967, sólo quedaba abierta en Puerto Rico una vía para impulsar la descolonización y esa era la soberanía política. El instrumento electoral que entonces mejor recogía en su programa esa aspiración era el Partido Independentista Puertorriqueño.

Para finales de 1960 y comienzos de 1970, el PIP incorporaba a su discurso tradicional independentista una profunda propuesta de transformación social, educativa y económica, impulsando en su programa una corriente socialdemócrata, y permitiendo en su seno otras tendencias más radicales del pensamiento socialista, sobre todo en la juventud y sectores que provenían de disidencias habidas dentro del Movimiento Pro Independencia. Con la consigna de “Arriba los de Abajo" y el reclamo del tríptico “Independencia, Socialismo, Democracia” en su programa, Noel ingresará en el PIP y eventualmente aceptará su proclamación como candidato a la gobernación en las elecciones de 1972.

Con su participación en el debate público, en televisión en programas como “Cara a Cara ante el País”; en sus aportaciones en columnas escritas en revistas como Avance, escritos en los periódicos de mayor circulación, incluyendo el propio periódico del PIP, La Hora y otros medios de comunicación desarrollados por esta organización, la prominencia de Noel como dirigente independentista rebasó los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía nacional, proyectando su figura y liderato independentista a Estados Unidos y otros países.

Noel se distinguió por pensar con su propia cabeza, por transmitir su propia perspectiva sobre las cosas y por un manejo, que nunca le abandonó, de propugnar la búsqueda de consensos y la unidad de propósitos aún en las diferencias.

Estando ya fuera del PIP ambos, coincidimos en el esfuerzo desarrollado desde el Consejo Puertorriqueño de la Paz, que entonces él presidía, en la planificación y  los trabajos para la realización de la Primera Conferencia Internacional de Solidaridad con la independencia de Puerto Rico a efectuarse en Cuba en 1975. Para entonces, el Consejo y el Partido Socialista Puertorriqueño, siendo organizaciones distintas, mantenían estrechas y fraternales  relaciones. En rigor, debo destacar también la constante solidaridad y compromiso de Noel con la Revolución Cubana.

Fruto del reconocimiento de su trabajo, Noel participó en 1976 de los esfuerzos para el desarrollo de un Tribunal Internacional, convocado para juzgar las actividades de Sudáfrica y las potencias imperialistas en la lucha para socavar y derrotar el gobierno revolucionario encabezado por Agostino Netto en la República Popular de Angola. Noel también desempeño un papel de importancia en la organización de la Segunda Conferencia Internacional de Solidaridad con la independencia de Puerto Rico, celebrada en México en 1979.

A lo largo de toda la década de 1980, encontraremos a Noel defendiendo la independencia de su país con su verbo; con su pluma; con sus intervenciones acertadas en los programas de debate público; desde el Colegio de Abogados de Puerto Rico, y claro está, siempre presente para aconsejar a las generaciones más jóvenes y compartir con el liderato histórico independentista sus ideas y aportaciones a la lucha.

En su gestión como líder de nuestro país, Noel también fue gestor de la Fundación Francisco Manrique Cabrera y formó parte de la Junta de Directores de la Fundación Francisco Carvajal y durante años, de la Junta de Directores del periódico Claridad.

Es también importante destacar las grandes aportaciones que Noel hizo para promover a nivel internacional la causa de la independencia,  de la descolonización de Puerto Rico;  de la libertad de nuestros prisioneros y prisioneras políticos; en la formulación de proyectos de resolución ante foros internacionales como el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, el Movimiento de Países No Alineados y otras instancias donde el independentismo ha ido a tocar puertas procurando solidaridad.

Debo destacar también el papel jugado por Noel en la lucha anti represiva, particularmente en la denuncia de asesinatos políticos cometidos contra el movimiento independentista, como los de Carlos Muñiz Varela, Santiago Mari Pesquera, los asesinatos del Cerro Maravilla, la represión personal contra miembros y militantes de organizaciones políticas y sindicales, así como la denuncia de innumerables actos terroristas contra propiedades y personas dentro del independentismo.

En noviembre de 1992 Juan Mari Bras convocó al independentismo a reunirse el 11 de enero de 1993 en Mayagüez. Propuso entonces reunir al movimiento patriótico en un espacio de reflexión colectiva que temporalmente se llamó “Encuentro Hostosiano”.

Para entonces, a instancias de Noel pasé a formar parte de la Comisión para el Estudio del Desarrollo Constitucional del Colegio de Abogados. En ella también se encontraba como miembro Juan Mari Bras. Allí se discutía una nueva propuesta que superaba la propuesta original formulada por el Colegio de convocar a una Asamblea Constituyente como vía procesal para la descolonización, por una “Asamblea Constitucional de Estatus” con capacidad deliberativa y negociadora como vehículo procesal hacia la libre determinación. Este debate también fue asumido eventualmente desde el Encuentro Hostosiano  más adelante, por lo que vino a llamarse  a partir del 11 de enero de 1994 “Congreso Nacional Hostosiano”. Desde ese momento, me atrevo a decir, Noel y yo nos hermanamos en los esfuerzos conjuntos de lucha, relación que hasta su partida nos mantuvo, en nuestras coincidencias y diferencias, en un caminar brazo con brazo.

En el Colegio, también se mantuvo esta relación dentro de la Comisión para el Estudio del Desarrollo Constitucional de la cual ambos formamos parte y más allá del Colegio, en esfuerzos para construir un frente pro asamblea constitucional de estatus.

En la lucha patriótica, también es importante destacar su poder de convocatoria junto a otros puertorriqueños como fue Don Ricardo Alegría en actividades como fueron la Marcha en defensa del Idioma español y la Nación en Marcha en el año 1996. Noel, desde el independentismo, nunca dejó de procurar acercamientos con los sectores soberanista fuera del independentismo como elemento esencial para el ejercicio de la libre determinación del pueblo puertorriqueño.

Noel fue para mi una fuente de inspiración, una persona a emular, un hermano mayor al cual en cualquier momento y con la mayor confianza supe pedirle un consejo. Fue una persona que me precio de su amistad y me precio de su cariño y afecto prodigado. A pocas personas, luego de mi padre, le he tenido tanto respeto en la vida y a pocas personas, fuera de mi entorno familiar, le profeso tanto amor fraternal. Noel es de los amigos que escogí en mi vida. Cuando veía en él su sencillez; su hablar pausado; su sonrisa; su preocupación por los demás; su apego al deber y la justicia; la rigurosidad en sus análisis; y sobre todo, su compromiso con la patria que nos une; me decía a mi mismo que estaba ante un ser humano realmente insustituible.

Hace ya muchos años, en el proceso que venía llevando a cabo José Javier para la edición del libro sobre su padre, me pidió resumiera qué era para mi Noel Colón Martínez. Es con esas palabras que se me antoja terminar esta reflexión sobre Noel:

“A pesar de sus años cronológicos, en el trabajo político y en los procesos de análisis siempre refleja una frescura de pensamiento que en la mayor parte de las ocasiones trasciende las de aquellos mucho más jóvenes; tiene el don de escuchar y tolerar las discrepancias; atacar con certeza pero sin ofensa lo que entiende equivocado; y posee una lealtad sin límites a lo que entiende son los principios. Tiene el don de ser amigo verdadero.¨

Así fuiste querido amigo. Siempre hubiera querido compartir contigo muchos años más. Después de todo, todavía aquello al cual hemos dedicado gran parte de nuestras vidas, sigue siendo  un asunto inconcluso. Descansa en paz.

 


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