La participación de la organización islámica Ansar Allah (Partidarios de Dios) también conocida como Houtíes en Yemen del Sur y su apoyo al pueblo palestino y Hamas en su resistencia ante Israel
17 de enero de 2024
En las pasadas semanas, cada día de manera más intensa, los medios de comunicación internacionales han incluido en el flujo normal de sus partes noticiosos, la situación conflictiva prevaleciente en la región sur de la península arábica, particularmente los incidentes militares asociados a la lucha de los Houtíes en la región conocida como Yemen del Sur. Se trata de un territorio conformado por una superficie de 139,048 kilómetros cuadrados, equivalentes poco más de quince veces (15.183), la superficie de 9,158 kilómetros cuadrados que conforma Puerto Rico.
El origen de Yemen como Estado político independiente encuentra sus raíces en su formación como la “colonia británica de Adén” en 1874; y luego, pasando a llamarse “Protectorado de Adén”, como provincia dentro de la India Británica en 1937.
En 1963 se declara un “estado de emergencia” en la región cuando tanto el Frente de Liberación Nacional (FLN), como el Frente para la Liberación de Yemen del Sur Ocupado (FLYSO), se rebelan contra la dominación británica.
El 30 de noviembre de 1967 la Federación de Arabia del Sur y el Protectorado se fusionaron conformando la República Popular de Yemen, la que luego sustituiría su nombre oficial como República Democrática Popular de Yemen. Se trató del único Estado Marxista en el mundo árabe, regido su gobierno por un partido único. El 14 de diciembre de 1967 la Organización de las Naciones Unidas admitió en su seno dicho país.
Yemen del Sur se unificó con Yemen del Norte el 22 de mayo de 1990. Producto de dicha integración, el país pasó a llamarse República de Yemen, desapareciendo así el “Estado de Yemen del Sur”.
La República de Yemen ha sido un país que desde su propio origen ha vivido constantes conflictos internos, incluyendo varias guerras civiles. En 1994 lo que hoy es Yemen del Sur desarrolló un proceso de secesión. Tras la unificación del Norte y el Sur, el Estado se había organizado en un sistema pluripartidista, aunque la fuente legislativa del gobierno era la Ley Islámica. Como parte de los acuerdos unificadores, se estableció una presidencia ejercida por el principal jefe de gobierno de Yemen del Sur y una “Presidencia del Consejo Presidencial Provisional”, ejercida por el principal jefe de gobierno de lo que era hasta entonces Yemen del Norte.
El Parlamento unificado de la República de Yemen, integrado por 301 diputados, quedó dividido en los primeros comicios electorales tras la unificación por 159 bancas para Yemen del Norte, 111 bancas para Yemen del Sur y 31 diputados independientes elegidos por el Jefe del Consejo Presidencial. Se dispuso un período de transición de 30 meses, siendo ratificada la nueva Constitución del país en mayo de 1991.
En elecciones efectuadas en 1993, resultó ganador Alí Abdala Saleh por el “Congreso General del Pueblo” alcanzando también 123 de los 301 escaños en el parlamento. Acusando de fraude el proceso, Alí Salem al-Baid, Vicepresidente de lo que fue Yemen del Sur, promovió nuevamente la secesión de la región y otra guerra civil. Ésta duró entre mayo y julio de 1994. La guerra, sin embargo, la ganó su opositor de Yemen del Norte, Alí Abdala Saleh.
Luego de un mandato presidencial que se extendió hasta 2012, a raíz de protestas llevadas a cabo contra su gobierno acusándolo de corrupción y alineamiento con los intereses de Arabia Saudita y otras monarquías de la península arábica vinculadas con los Estados Unidos, Abdala Saleh huye a Riad, capital de Arabia Saudita. Desde allí transfiere el poder de su gobierno a su Vicepresidente, Abel Rabbuh al-Hadi, quien concurre a elecciones en 2012 como único candidato y triunfa. Sin embargo, las protestas nuevamente generaron un clima de insatisfacción donde se sucedieron distintos de incidentes armados contra el gobierno.
Ya durante la década de 1990 había surgido en la región de lo que fue Yemen del Sur, el “Movimiento Ansar Allah” (Partidarios de Dios). Contrario a algunas expresiones en algunos medios de comunicación catalogando a los llamados “Houtíes” como una tribu o una etnia, si bien parte de su liderato proviene de la tribu Hutí, se trata de un movimiento político militar islámico, confesionalmente chiita y “zaydiyista” (zaydiyyah), opuesto al gobierno confesional suni prevaleciente en Yemen del Norte bajo Alí Abdala Saleh. Los Houtíes acusaron a Saleh de ser aliado de los Estados Unidos y Arabia Saudita y como rebote político, de Israel.
Los Houtíes (“Hutíes” o “Ansarolá”, como también se les conoce), toman su nombre del fundador de la organización, Hussein Badreddin al-Houthi. Dentro de su visión político-religiosa, promueven el derrocamiento del gobierno de Yemen del Norte y el establecimiento en todo Yemen de un Estado Islámico unificado, regulado por la “Sharia”.
Los Houtíes ocuparon en 2011 la ciudad de Sa’dah, localizada en el noroeste de la zona fronteriza de Yemen del Norte y Arabia Saudita; y más adelante, el 21 de septiembre de 2014, tomaron Sanaa, la capital, expulsando a los grupos suníes más al Norte; disolviendo el parlamento el 19 de agosto de 2015. Los Houtíes sustituyeron la autoridad del gobierno existente en la región de Yemen del Sur por un “Comité Revolucionario”.
Previo a los acontecimientos más recientes llevados a cabo por los Houtíes en Yemen del Sur atacando los buques de bandera israelí y de otros países que asocian con los Estados Unidos y la OTAN, esta organización, que había permaneció en la lista elaborada por los Estados Unidos como “organización terrorista” hasta el año 2021, fue removida ese año de dicha lista por decreto del Presidente de Estados Unidos, Joseph Biden. La remoción de la lista permitió el envío de “ayuda humanitaria” a la región de Yemen del Sur. Sin embargo, luego de los ataques de las milicias Houtíes a los buques que transitan por aguas del Mar Rojo hacia el Canal de Suez y luego de las represalias militares de Estados Unidos junto con los medios navales y aéreos de una coalición encabezada por dicho país contra objetivos militares Houtíes en tierra, el decreto de “organización terrorista” ha sido restablecido.
La situación del conflicto deja ver, además, las diferencias de la comunidad religiosa en la corriente confesional musulmana, en la cual es evidente el alineamiento entre países y organizaciones en las cuales prevalece la corriente “chiita” y sus variaciones; frente a países y organizaciones en la cuales prevalece la corriente “suni” y sus variaciones.
A partir del 7 de octubre de 2023 en que se decreta el estado de Guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, las milicias Houtíes, respaldadas militarmente por la República Islámica de Irán que antes mantenían su lucha contra el gobierno de Yemen del Norte y enfrentaban el respaldo militar dado por Arabia Saudita a dicho gobierno, han volcado su lucha expresando su apoyo y respaldo a la organización islámica Hamas en su enfrentamiento y resistencia ante la invasión de Israel a la Franja de Gaza.
Entre las operaciones llevadas a cabo por las milicias Houtíes, como indicamos, se encuentran el ataque a buques que transitan hacia el Mar Rojo por el estrecho de Bab-al-Mandeb en dirección al Mar Mediterráneo a través del Canal de Suez. Este estrecho, cuya dimensiones son de apenas 25 kms. entre un extremo y otro, permite a los Houtíes desarrollar ataques con misiles desde tierra; el envío de drones cargados con explosivos contra buques y embarcaciones que transitan por dicho estrecho; así como llevar a cabo intentos de interceptación a dichas embarcaciones utilizando lanchas rápidas para el ataque a cargueros petroleros y barcos llevando contenedores. Se trata de un apoyo dirigido a crear presión económica contra Israel y sus aliados en la campaña que lleva contra la población palestina y la organización Hamas en Gaza.
La respuesta por parte de Estados Unidos y sus aliados, incluyendo Israel, para detener los ataques Houtíes ha sido crear una coalición integrada entre otros por el propio Estados Unidos junto al Reino Unido de la Gran Bretaña, Francia, España, Canadá, Países Bajos y Bareín; a los cuales se suman también, otros Estados musulmanes como Arabia Saudita y Egipto para atacar instalaciones y estructuras militares Houtíes en Yemen del Sur. Portavoces de la coalición reclaman haber destruido importante infraestructura militar de los Houtíes menguando así su capacidad de ataque militar en el estrecho de Bab-al-Mandeb.
De acuerdo con un portavoz de las milicias Houtíes, sus operaciones militares en el referido estrecho y los accesos al Mar Rojo “tienen como objetivo apoyar al pueblo palestino para hacer frente a la agresión y asedio a Gaza, y no son demostración de fuerza ni desafío para nadie.” Expresa también el portavoz de las milicias Houtíes que “quien quiera ampliar el conflicto debe asumir las consecuencias.”
La situación actual propende a ampliar el conflicto militar que desde el 7 de octubre de 2023 viene llevando Israel en Gaza contra Hamas y el pueblo palestino. A lo anterior se suman las acciones militares desplegadas por Estados Unidos e Israel bombardeando objetivos militares en Siria y Líbano; la respuesta por parte de Irán mediante ataques a instalaciones militares de Estados Unidos e Israel en Iraq, Siria y regiones del Kurdistán; el incremento de las tensiones entre la República Islámica de Irán y la República Islámica de Paquistán; y la propia tensión provocada por los intercambios armados entre las milicias Houtíes y la coalición encabezada por Estados Unidos frente a Yemen del Sur. Se trata de escenarios que amenazan con una regionalización del conflicto.
Cada vez se ve más cercana la incorporación directa de la República Islámica de Irán y la regionalización de este conflicto. Un agravante a considerar también en este análisis sería la potencial participación o involucramiento en este conflicto de la Federación Rusa y la República Popular China.
La humanidad camina en estos momentos sobre barriles de pólvora. Cada incursión militar y su respuesta nos acerca la mecha donde se encuentran localizados los explosivos. Ya veremos si en el camino surge algún mecanismo apaciguador de las tensiones.
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