Tras la invasión israelí a Rafah se discute una posible tregua entre las partes
7 de junio de 2024
A comienzos del mes de mayo Israel anunció el inicio de su operación militar contra la ciudad de Rafah, localizada en la porción sur de la Franja de Gaza. Rafah es una zona fronteriza con Egipto. El presidente de Estados Unidos y otros funcionarios en su gobierno habían advertido a Israel que se abstuviera de llevar a cabo dicha operación ante el hecho de haberse trasladado a dicha región más de un millón de civiles palestinos, empujados, desplazados y refugiados, ante la destrucción llevada a cabo por Israel en las zonas norte y central de Gaza.
De acuerdo con el presidente Joseph Biden la determinación de invadir Rafah, sería equivalente a “cruzar una línea roja” lo que supondría la falta de apoyo de Estados Unidos a Israel en su operación contra Hamas en Gaza y reducir o eliminar el continuo envío de armamento y otro tipo de ayuda al gobierno de Benjamín Netanyahu. En expresiones de Biden a la publicación estadounidense Time, indicó que había razones “para creer que el primer ministro israelí Netanyahu está prolongando el conflicto para su supervivencia política.”
Habiendo las Fuerzas de Defensa de Israel iniciado las operaciones militares contra Rafah, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a través de su Juez presidente, Nawaf Salam, emitió una Orden requiriendo del Gabinete de Guerra de Israel la detención inmediata de la operación militar contra Rafah.
La semana anterior al pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), otro tribunal independiente en La Haya, solicitó órdenes de detención contra el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu; su Ministro de Defensa, Yoav Gallant; y contra varios dirigentes de Hamas, a saber: Yahya Sinouar, Jefe Militar; Mohammed Deif, planificador de los actos del 7 de octubre contra Israel; e Ismael Haniyeh, dirigente político de Hamas refugiado en Qatar. En el caso de los funcionarios israelíes, las acusaciones que motivaron la Orden de detención fueron por “inanición deliberada de civiles”, “asesinato deliberado” y “exterminio y/o asesinato”; en el caso de Hamas, las acusaciones fueron por “exterminio, violación, otras formas de violencia sexual y toma de rehenes como crimen de guerra.”
En la ciudad de Rafah se encuentra una estrecha franja de terrenos de unos 14 kilómetros de longitud, que separa la Franja de Gaza del territorio egipcio, conocida como “Corredor de Filadelfia”. Este predio de terreno constituye una zona de amortiguamiento desmilitarizada creada en 1979 cuando Israel comenzó su retirada de la península del Sinaí, ocupada por dicho país tras la guerra de 1967.
En mayo pasado Ismail Haniyeh, dirigente de Hamas, aceptó una propuesta de cese al fuego mediada por Egipto y Qatar, la cual el Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, consideró como “extraordinariamente generosa”. Claro, se oculta que Estados Unidos estuvo presente en la confección de la propuesta. Sin embargo, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu rechazó la propuesta, aunque después, posiblemente debido a la reacción de Estados Unidos, indicó que la retendría para estudio. Más adelante, en un comunicado, indicó que la propuesta “estaba lejos de satisfacer las demandas fundamentales” de Israel.
En días recientes la cadena qatarí Al Jassera, hizo público lo que catalogó como un acuerdo de tregua en el cual Hamas propone tres etapas, cada una seis semanas, para un cese al fuego definitivo. De acuerdo con la publicación, en la primera etapa, todo ataque entre Israel y Hamas debe cesar e Israel deberá retirar todas sus tropas hacia el este de la Franja de Gaza, lejos de las áreas densamente pobladas; Israel debe cesar durante 10 horas al día el uso de aviones y drones sobre Gaza y de 12 horas si se trata de un día en que se encuentre en marcha la liberación de rehenes, comprometiéndose Hamas a liberar 33 rehenes con prioridad en los niños, mujeres, enfermos, personas mayores de 50 años y menores de 19 que no sean militares. También propone la liberación de 30 palestinos encarcelados sin formulación de cargos, iniciando con niños y mujeres conforme a una lista preparada por Hamas a partir del tiempo que llevan detenidos. La propuesta incluye también la retirada parcial de tropas israelíes en Gaza, el regreso de la población desplazada por el conflicto y la entrada, sin restricciones, de cantidades suficientes de ayuda humanitaria, combustible y limpieza de escombros en todas las etapas del plan.
La segunda etapa de la propuesta de Hamas incluye que las partes mantengan una “calma sostenida” en Gaza, el fin permanente de las operaciones militares de Israel y la retirada total de sus fuerzas y la continuación del proceso de liberación de rehenes y palestinos encarcelados. La tercera etapa conllevaría la liberación total del restante de los rehenes y detenidos palestinos sin formulación de cargos en cárceles de Israel, eliminación del bloqueo de Israel a Gaza y la reconstrucción de Gaza en un plazo de 3 a 5 años.
Israel rechazó la propuesta de Hamas indicando que con ella pretende producir un “truco” para que se concluya que es Israel quien no quiere moverse a un acuerdo. De hecho, la posición de Netanyahu el 30 de abril fue a los siguientes efectos: “la idea de que detendremos la guerra antes de alcanzar todos nuestros objetivos está fuera de cuestión.” Reafirmó entonces que Israel entraría en Rafah y eliminaría todos los batallones de Hamas “con o sin acuerdo.”
En respuesta, Israel hizo su propia propuesta indicando que en una primera etapa haría una pausa limitada de los ataques en Gaza y liberaría gran número de palestinos encarcelados sin formulación de cargos, a cambio de la liberación por parte de Hamas de 33 rehenes más vulnerables; en una segunda etapa entraría en un “período de calma sostenida”, un lenguaje similar a la propuesta hecha por Hamas para una segunda etapa. Hamas respondió señalando que la propuesta de Israel no atendía sus principales demandas: el fin de la guerra y la retirada total de las tropas israelíes de Gaza.
Ante el impasse, las negociaciones siguieron su curso mientras Israel continuó adelante con su incursión en Rafah.
El 1 de junio el presidente estadounidense Joseph Biden anunció una nueva propuesta para una tregua y liberación de rehenes, la cual fue recibida con algún nivel de recelo por el primer ministro de Israel. No obstante, autorizó a su equipo negociador a presentar un esquema para lograr el objetivo del regreso de rehenes, aunque también indicó que la guerra no terminaría hasta que no se consiguieran todos los objetivos de Israel que incluye la eliminación de la capacidad militar y gobierno de Hamas.
La propuesta de Biden recoge nuevamente el esquema de tres etapas. Durante la primera etapa, con una duración de seis semanas, se daría un “cese al fuego pleno y completo”, la retirada de Israel de todas la zonas pobladas en Gaza, la liberación de algunos rehenes (mujeres, ancianos, heridos), así como la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos en prisiones en Israel. En esas seis semanas las partes negociarían los detalles de la segunda etapa.
En una segunda etapa, también con una duración de seis semanas, se mantendría el cese al fuego pleno y completo, se liberaría otro número de rehenes y soldados israelíes capturados, la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel de Gaza y un alto al fuego permanente.
En una tercera etapa, se daría paso a la reconstrucción de Gaza, la discusión para la conformación de dos Estados donde Gaza y Cisjordania quedarían bajo la Autoridad Nacional Palestina y se devolverían los cuerpos de los rehenes fallecidos en cautiverio.
Hamas ha valorado positivamente elementos contenidos en la propuesta incluyendo un alto al fuego permanente, la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel de Gaza, la reconstrucción y el intercambio de prisioneros. El conflicto ya ha cobrado la vida de 36,200 personas y todos los días se suman decenas de muertos y heridos.
El Gabinete de Guerra de Israel le comunicó al gobierno de Estados Unidos el 4 de junio que exigía de este país una expresión a los efectos de que Israel podía seguir adelante con la guerra si Hamas incumplía el acuerdo propuesto en lo relacionado al alto al fuego, la tregua y el intercambio de rehenes. Israel manifestó, además, su disposición a escalar el conflicto llevando la guerra a Líbano. De acuerdo con la organización islámica libanesa Hezbolá, Israel se propone llevar a cabo una operación al sur de Líbano en el mes de junio.
Osama Hamlan, vocero de Hamas, indicó que “la propuesta de Israel no responde al fin de la guerra y la retirada de Gaza y no es coherente con los principios establecidos por Biden.” Por su parte Matthew Mile, portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos emitió las siguientes expresiones:
- “un conflicto interminable en Gaza en busca de una victoria total no hará que Israel sea más seguro.
- “no se puede abordar esta situación sólo con una respuesta militar, sino que se necesita una propuesta política.”
- la posición de Israel exacerbará las tensiones en Cisjordania ocupada y en la frontera con Líbano.
Indica swissinfo.ch de fecha 6 de junio de 2024 en referencia a una fuente cercana a los servicios de inteligencia egipcios, que Hamas ha indicado que responderá a la propuesta “en los próximos días”. En el interín, continúan las conversaciones “indirectas entre las partes”. De hecho, la fuente indica que Egipto extendió una invitación a Hamas a El Cairo, para “abordar todos los detalles relacionados con la situación actual.” Se señala también que Egipto está realizando “intensos contactos’ para reanudar las negociaciones” entre Hamas e Israel y a su vez, reconciliar las facciones palestinas, en referencia a Hamas, Fatah, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de palestina, a los fines de que haya “estabilidad en la Franja de Gaza”.
Todo apunta a que se han dado algunos pasos de avance en el proceso de búsqueda de un acuerdo negociado entre las partes con la intervención exterior. Del proceso participa activamente Estados Unidos (que representa en alguna medida y dentro de sus contradicciones la voz de Israel) y de Egipto y Qatar (que representa también en alguna medida, la voz de Hamas, y la de otros países musulmanes de la región, incluso, países árabes que al presente sostienen relaciones con Israel. Pero hablar de que ya se encuentra próximo un acuerdo que ponga fin al conflicto es más un deseo que una realidad.
Definitivamente, toda guerra termina, no en el campo de batalla sino en una mesa de negociación. En ella, a base de consideraciones de fuerza política, económica, militar, posicionamiento internacional y otras condiciones presentes, se van definiendo contornos dentro de los cuales pueda sostenerse un acuerdo. Es posible que la solución al conflicto entre Israel y Hamas termine como desearía el gobierno derechista de Benjamín Netanyahu en la capitulación y rendimiento del lado palestino sino en lo que ha venido a llamarse “la salida coreana”; es decir no con un acuerdo de paz o rendición incondicional de parte de Hamas y el resto de las organizaciones palestinas en Gaza, sino con un armisticio entre las partes, con la ayuda y respaldo de la supervisión internacional, que imponga un alto al fuego y demás condiciones hasta ahora incluidas en las propuestas de tregua impulsadas por cada parte.
Mientras esto no ocurra, todavía seguirán muriendo y quedarán heridos cientos o miles de palestinos más; muchos más huérfanos, desplazados y refugiados; mayor destrucción y penurias para la población civil; la esperanza por alcanzar un cese al fuego definitivo; el reconocimiento del derecho a la libre determinación e independencia de Palestina; y la solución histórica, detenida en la agenda de la comunidad internacional, de la creación y reconocimiento de dos Estados en el territorio de Palestina.
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